No de su propia voluntad, claro. Ha sido uno de esos accidentes estúpido, estúpidos y mortíferos. Un momento de descuido, una carretera transitada, y se acabó una vida.
Recogimos a Mona hace más de un año, estaba en el limite de sus fuerzas, no podía ni alimentar a sus cachorros y les salvó la vida acercándolos a quién pudiera cuidarlos.
Quizás el destino de Mona estuviera marcado y todo este tiempo haya sido una prorroga, un tiempo extra robado a la desdicha que había sido su vida.
Un año no ha sido suficiente para encontrar la persona que valore el ángel de dulzura que llevaba dentro de ese gran cuerpo hermoso...
Gracias Yann por haberla cuidado y querido.
Descansa en paz, Preciosa Mona.